• Rotación de letras similares.
• Sustituir una letra por otra debido a su similar pronunciación o a veces sin ninguna razón concreta.
• Omitir letras a causa de la dificultad en la organización de la percepción visual.
• Alterar la secuencia correcta de sílabas en una palabra o de letras en una sílaba. Por ejemplo: «sol» en lugar de «los».
• Añadir letras o combinaciones de letras, y repiten letras o sílabas.
• Sustituir fonemas vocálicos o consonánticos por otros parecidos, como la «t» por la «d» y la «p» por la «b».
• Confundir letras que visualmente se parecen, como la «m» y la «n».
• Unir palabras al escribirlas o separándolas por las sílabas que las componen.
• Enlazar las sílabas de una palabra con las de la siguiente o fragmentándolas incorrectamente.

El diagnóstico de la disortografía se realiza a través de una evaluación psicopedagógica que analiza las habilidades de escritura del niño o niña. Se utilizan pruebas específicas para identificar errores persistentes en la ortografía, tanto fonológica como visual, así como dificultades en la aplicación de las reglas ortográficas. Además, se evalúan otras funciones cognitivas relacionadas, como la memoria, la percepción auditiva y visual, y el lenguaje. Un diagnóstico temprano permite diseñar un plan de intervención adaptado a las necesidades individuales del estudiante.