Terapia sexual

La terapia sexual es un proceso de ayuda para resolver los diferentes problemas vinculados con la vivencia de la sexualidad que afectan tanto a nivel individual como de pareja. El objetivo del proceso terapéutico es ayudar a solucionar la disfunción que genera tanto malestar y proporcionar a la persona herramientas, recursos y habilidades adecuadas o necesarias para vivir su sexualidad de forma sana, satisfactoria y placentera.

¿Qué es una disfunción sexual?

Entendemos por disfunción sexual todas aquellas alteraciones que puedan darse en cualquiera de las fases del ciclo de respuesta sexual (deseo, excitación, orgasmo y resolución), que impiden, dificultan o incapacitan al individuo o pareja disfrutar de la actividad sexual.

Para conocer el origen del malestar y los aspectos que están manteniendo el problema en el proceso terapéutico abordamos: los factores emocionales, las creencias limitadoras, las conductas erróneas, el conocimiento del propio cuerpo, la información y la formación sexual, las habilidades de comunicación y todas aquellas áreas que puedan ser de utilidad en cada caso.

La finalidad de la terapia sexual consiste en que la persona llegue a disfrutar su sexualidad desde la plenitud y la satisfacción. Muchas de las disfunciones sexuales son por diversas causas pero todas tienen en común el gran malestar psicológico y emocional que experimentan tanto las personas de forma individual como en la pareja.

Si te identificas con alguna de éstas situaciones, tienes dudas, preocupaciones y no te sientes bien, no dudes en consultarnos para mejorar la calidad de tu vida sexual y recuperar tu bienestar. Ofrecemos un espacio acogedor, un trato cercano y respetuoso.

Disfunciones sexuales femeninas

Ausencia o pérdida del deseo sexual.
Vaginismo (contracción involuntaria de la zona vaginal).
Dispareunia (dolor en las relaciones sexuales).
Anorgasmia (dificultad o imposibilidad de alcanzar el orgasmo).
Problemas de excitación.
Aversión al sexo
Adicción al
sexo

Disfunciones sexuales masculinas

Ausencia o pérdida del deseo sexual.
Eyaculación precoz (rápida).
Disfunción eréctil o Impotencia (dificultad para conseguir o mantener una erección).
Dispareunia (dolor en las relaciones sexuales).
Anorgasmia (dificultad o imposibilidad de alcanzar el orgasmo).
Aversión al sexo.
Adicción al sexo.