La mediación familiar es un proceso voluntario diseñado para mejorar la comunicación entre los miembros de una familia. Su objetivo principal es que las partes involucradas puedan gestionar, de manera autónoma, soluciones a los conflictos que los afectan. Este procedimiento se realiza con la ayuda de un mediador profesional, quien actúa de manera neutral, imparcial y garantiza la confidencialidad en todo momento.
El mediador facilita la expresión de emociones y necesidades, permitiendo a cada parte compartir su perspectiva sobre el conflicto. Esto no solo fomenta una mejor comprensión entre los involucrados, sino que también ayuda a encontrar acuerdos beneficiosos para todos.
¿En qué casos se aplica la mediación familiar?
La mediación familiar es una herramienta eficaz para abordar una amplia variedad de conflictos, entre ellos:
- Separaciones y divorcios
Ayuda a las parejas a gestionar acuerdos relacionados con la custodia de los hijos, el régimen de visitas, la división de bienes y otros aspectos legales y emocionales de la separación.
- Diferencias generacionales entre padres e hijos
Facilita la comunicación entre generaciones para resolver conflictos relacionados con valores, normas y expectativas familiares.
- Disputas sobre herencia o cucesión
Ofrece un espacio neutral para dialogar sobre el reparto de bienes, evitando enfrentamientos que puedan afectar las relaciones familiares.
- Cuidados de personas mayores o dependientes
Permite alcanzar acuerdos sobre las responsabilidades y cuidados que cada miembro de la familia asumirá, evitando tensiones o malentendidos.

